La negativa de UNA a firmar la Proclama o el Acuerdo de Paz con la Tierra nos deja una gran interrogante pero también la posibilidad de reflexionar sobre un tema que tiene relevancia a nivel nacional. A decir verdad su valor fundamental está en que es la primera iniciativa de la sociedad civil que asume como propia una meta país de lograr carbono neutralidad. Esperamos que la suma de muchos esfuerzos individuales tengan un efecto de arrastre que redefinirá una manera más racional y compasiva con la Tierra. Queremos que mucha gente se proponga al mismo tiempo hacer un Acuerdo de Paz con la Tierra, y el hecho que sea una especie de pacto tan personalizado es la fortaleza de la propuesta. Pretendemos decirle al mundo que vemos a nuestro Planeta como parte nuestra y hago la esta elección personal, (empresarial o institucional) por lograr el estado Carbono Neutral como el principio fundamental sobre el cual trazar una nueva forma de coexistencia con nuestra Madre Tierra.
Hoy el Concejo Universitario de la UNA se ha negado a prestar su apoyo pero por suerte hay muchísimos universitarios, estudiantes, profesores y funcionarios que si lo han hecho sin miramientos y asumiendo el compromiso con el Acuerdo de manera personal.
Hernán Alvarado Ugarte en el INBio Parque, en setiembre del 2011. Festival de Yoga y diversidad.
Hernán Alvarado Ugarte en el INBio Parque, en setiembre del 2011. Festival de Yoga y diversidad.
El siguiente es el comentario a la “Proclama de paz con la Tierra” de Hernán Alvarado Ugarte en el INBio Parque, en setiembre del 2011, en el contexto del Primer Festival de Yoga y Diversidad. En aquel entonces 47 empresas habían firmado el Acuerdo de Paz con la Tierra. Hoy son más de 280.
Poder ciudadano y responsabilidad ecológica
Introducción
Hoy en día está comenzando una campaña de recolección de firmas que propone, como primer paso, firmar una Proclama. En este marco, me permito un breve comentario sobre el movimiento civil que así se manifiesta. Haré este comentario desde el punto de vista del poder ciudadano y la responsabilidad ecológica y ambiental, desde la sociología y la economía política, considerando, sobre todo, el origen de todo poder: el de cada ciudadana y cada ciudadano.
Estamos haciendo esta campaña de concientización dedicándole todo nuestro efecto a los niños, y por las próximas siete generaciones. Son ellos, en el 2021 los que van a valorar el esfuerzo hecho en este momento. Es en el 2021 cuando ya estos niños sean jóvenes que evaluaremos si se hizo lo apropiado. (comentario a la foto de Guillermo Chaves)
Estamos haciendo esta campaña de concientización dedicándole todo nuestro efecto a los niños, y por las próximas siete generaciones. Son ellos, en el 2021 los que van a valorar el esfuerzo hecho en este momento. Es en el 2021 cuando ya estos niños sean jóvenes que evaluaremos si se hizo lo apropiado. (comentario a la foto de Guillermo Chaves)
Un poder en potencia
Todos nosotros tenemos un poder en potencia que es irrenunciable e inalienable, por el cual somos responsables. En potencia quiere decir, por ejemplo, que podemos soñar en un país mejor, con una cultura que respete la naturaleza y que nos respete a nosotros mismos como seres humanos. Con solo soñar estamos ejerciendo nuestro poder, sólo que en potencia, es decir, sin que se manifieste del todo de un modo objetivo. Cuando pensamos que es posible cumplir la meta país de ser carbono neutrales para el 2021, estamos de hecho ejerciendo un poder del que emana cualquier otra forma de poder.
Un poder en acto
Cuando, en consecuencia, nos comunicamos, educamos o incidimos en las políticas, incluso cuando lo delegamos, estamos de hecho ejerciendo ese poder. Lo mismo que cuando firmamos esta Proclama. Eso es como prender una chispa. Lo que tenemos que hacer después es soplarla entre todos para que se convierta en un gran incendio. Una chispita puede prender toda la pradera. Eso es lo que está pasando con la Proclama. Por eso, firmar es solo un comienzo para dar lugar a un poder en acción.
El tercer motor del desarrollo
En este salón del INBio se encendió la chispa que estamos atizando. Este acto le dio un gran impulso a la proclama y que ha hecho que se salga de nuestras fronteras para convertirse en parte de una conciencia que toca a muchos otros países. Desde entonces ha sido imparable y vamos hacia la confirmación de este arranque el Día Uno, el 21 de diciembre del 2012. (Comentario a la foto de Guillermo Chaves)
El tercer motor del desarrollo
Pero, ¿qué impacto tiene eso para el desarrollo del país? La palabra desarrollo es una palabra sintomática. Cuando nosotros empezamos a hablar de eso es porque ya el sistema económico falló, porque ya nos falló el sistema social. “Desarrollo”, o su complemento “subdesarrollo”, indica que hay que intervenir, que algo hay que hacer. Quiere decir que el mercado no está asegurando empleo a todas las personas y que muchas de ellas no encuentran los bienes que necesitan.
El 20% de la población de este país permanece en un estado de pobreza totalmente injustificado, porque hoy en día la humanidad produce tanta riqueza que más bien sobra y se desperdicia. El problema es más bien lo que abunda. Estamos produciendo mucho más de lo que necesitamos. El problema, en realidad, es que esa riqueza está mal distribuida. Por eso hay muchos de nuestros ciudadanos y ciudadanas que tienen condiciones realmente lamentables.
Hubo una primera época en que el primer motor del desarrollo era el Estado. La sociedad política era la responsable de ese proceso histórico. Por eso nos plantearon una serie de políticas públicas que en determinado momento se agotaron. Así nos enteramos de que las reformas también se fatigan y se gastan.
Luego nos propusieron un segundo motor, el mercado, que se presentó como la gran novedad. En el mercado nos pusieron a competir. Nos dijeron que la competencia era lo máximo, pero nunca nos advirtieron que no se puede ganar la competencia si uno no coopera. Así es en fútbol, el equipo que gana es aquel en que sus jugadores más cooperan entre sí.
Hoy algunos economistas hablamos de “coopetencia”, que es una palabreja que condensa cooperación y competencia. Si se piensa en cualquier tipo de juego, tanto en los que jugamos en la cancha como en la mesa, se trata básicamente de una estructura semejante. Por una parte lucho contra mi adversario, mientras por otro coopero con mi aliado. Incluso se puede decir que coopero con el contrincante para que pueda haber un buen juego.
Pero más allá de eso, hoy en día se está hablando de un tercer motor del desarrollo que es la sociedad civil. La Proclama menciona la sociedad civil varias veces, hasta se hace un listado de organizaciones. Algunas propiamente de la sociedad civil, otras más bien de la sociedad política, otras que no se sabe exactamente dónde ubicar; como por ejemplo las instituciones educativas o las universidades públicas. ¿Estos son aparatos de Estado o de la ciudadanía? En particular, las universidades públicas, ¿son parte de la sociedad civil o parte de la sociedad política? A veces, por su compromiso social, parecen parte de la sociedad civil, de la gente. Pero otras veces las universidades públicas parecen brazos de la sociedad política, que es la que tiene la potestad de decidir y actuar supuestamente para el bienestar de todos nosotros.
Y las universidades privadas, ¿de qué lado están? Como instituciones privadas pareciera que en la sociedad civil, pero ejercen el poder de la educación y se les controla y supervisa por el interés público de su función. Mencionemos también a la Cruz Roja que pareciera tener que mantenerse en una zona intermedia, dadas sus propias funciones humanitarias. No la podremos inscribir como parte de la sociedad política, pero tampoco la podríamos meter o insertar sin más, dentro de la sociedad civil. Esto revela qué tan diverso puede ser este movimiento.
Alianza de lo público con lo privado
La Proclama convoca a todo el mundo, tanto a la sociedad civil como las instituciones que podrían ser parte de la sociedad política. La iniciativa termina con un acto simbólico de entrega de firmas a la Presidenta de la República, que es la representante de todos nosotros. Por tanto, este movimiento está abriendo la posibilidad de que sociedad civil y sociedad política se pongan de acuerdo en algunas metas básicas. Concretamente, en la meta de alcanzar el estado de Nación Carbono Neutral.
Pero la Proclama también apela a nuestra responsabilidad personal. Cada uno de nosotros tiene que hacer algo para que el país pueda cumplir esa meta. Por tanto, este tercer motor, la sociedad civil, es el más importante. Sin este tercer motor, los otros dos no funcionan bien y no se alinean sinérgicamente. No hay política pública que pueda ser exitosa si nosotros y nosotras no nos comprometemos con ella.
Hay algunos temas en que esto es más claro. Son aquellos en que por más que quieran nuestros gobernantes el país no avanza sin nuestro apoyo. Basta mencionar algunos que la sociedad civil ha puesto en la agenda de desarrollo. Por ejemplo, el tema de género. En mi vida sólo he visto una revolución social: la que han hecho las mujeres. Como toda revolución social ésta tiene sus heroínas y sus mártires. Se trata de una revolución pacífica, cultural y educativa, que ha encontrado, como tantas otras, una respuesta cruel y violenta. A las mujeres las asesinan por querer ser ciudadanas, por defender los mismos derechos que tiene un hombre. ¡Qué osadía! Las asesinan muchas veces sus propios compañeros, en situaciones harto conflictivas. Pese a que, en última instancia, solo están atendiendo un llamado: la humanidad necesita que las mujeres tengan los mismos derechos que los varones. Sin ello no hay humanidad posible.
Aquí y ahora
Al día de hoy, han firmado ya más de 40 empresas e instituciones. Un número que crece todos los días. Se trata de una chispita, solo de una firma, pero que nos compromete. La Proclama lo que está pidiendo es elegir: “elijo aquí y ahora”, es decir, que también convoca a la responsabilidad personal de cada quien. Porque el poder ciudadano es mucho más manifiesto, claro y contundente, cuando es en acto, es decir, cuando decidimos, hacemos o nos organizamos, pero sobre todo cuando podemos cambiar las cosas. Por ejemplo, cuando rechazamos productos que nos parecen que no son adecuados ni amigables, ni con el ambiente ni con nuestra salud; cuando apagamos la luz, cuando apagamos el aire acondicionado, o cuando sembramos árboles.
En fin, cuando respondemos al gran mandato que todos los seres humanos sentimos como seres biológicos y naturales: cuidar la Tierra. Si nosotros no la cuidamos, ¿quién la va a cuidar? Para nosotros ello es indispensable porque somos seres biológicos, somos tan hijos de natura como de cultura.
Un país carbono neutral
Por mejores políticas que tengamos, la meta Costa Rica carbono neutral no se va a lograr si no apagamos la luz que no necesitamos. Si nosotros no participamos, si no tomamos activamente la iniciativa, no existirá algo como una “democracia participativa”; por más que la proclamen y por más que votemos por los que dicen que sí existe. Otro de esos temas es ambiente, porque sin la participación de la gente no se puede avanzar.
Hoy en día las instituciones públicas más avanzadas lo saben perfectamente, están consultando y están buscando procesos participativos para elaborar sus políticas. En las instituciones educativas cada vez cobra más importancia la participación de estudiantes, madres y padres. Por eso se ha afirmado antes que el tercer motor es el que articula los otros dos. Este es el que realmente abre esperanzas de que podamos tener un desarrollo, y un desarrollo como el que queremos, o sea, responsable, justo y ecológico.
Eso quiere decir que cada ser humano debe amar la vida y cuidar su ecología como seres naturales que somos. Cada uno de nosotros tiene que hacer todo lo posible por disminuir la huella de su paso por esta Tierra y más aún, hacer lo posible por reducir la deuda que hoy en día tenemos con nuestros hijos, con nuestros nietos, con nuestras hijas y nuestras nietas.
Responder con acciones
Así que nos toca tomar acciones, no simplemente hacer declaraciones. Hablo de responsabilidad ambiental también en un sentido muy peculiar. ¿Por qué hay tanta guerra, por qué hay tanta violencia, por qué no logramos ponernos de acuerdo en cuestiones básicas? ¿Qué está pasando con nosotros? ¿Por qué el ser humano, siendo tan evolutivo, pareciera haberse estancado y está corriendo el riesgo de destruir su vida en este planeta? El ser humano parece especialmente dotado para evolucionar, tanto biológica como cultural y éticamente ¿Por qué, entonces, parece que no estamos lográndolo?
Hay quienes piensan que el problema radica en nuestros ambientes tensos o violentos, en nuestra cultura asentada sobre el miedo. Ellos proponen que si creamos ambientes relajados y pacíficos, si lo hacemos con nosotros mismos, en nuestra propia naturaleza, en nuestra propia casa, encontraremos las capacidades que necesitamos para seguir mejorando. Para ellos, evidentemente, la apuesta inmediata es también una apuesta educativa. Es en nuestras instituciones educativas donde tenemos que aprender a vivir pacíficamente, con nosotros mismos, con nuestros semejantes, con la naturaleza. Por eso es tan chocante la violencia en centros de educación secundaria.
Solo cultivando nuestra convivencia encontraremos nuestro camino. Para eso es importante comprender la diferencia entre violencia y confrontación. Particularmente, tratándose de un comentario sobre este movimiento que hace la paz con todo lo que es posible hacerla . Evidentemente la confrontación es necesaria, indispensable, para que el otro encare su límite, para que el otro respete su lugar y el nuestro, el de cada quien.
Pero que yo me defina con claridad, que me oponga, no quiere decir que yo esté siendo violento. El que me defina con claridad no significa que le esté imponiendo nada a nadie.
Esta proclama nos confronta con nuestras decisiones y prácticas. Nos propone asumir posición. Nos enfrenta inevitablemente así a quienes contaminan, a quienes consumen sin considerar lo que quede para los demás. Nos confronta con nuestra apatía, nos moviliza, nos inspira. Pero no impone, ni busca imponer nada por la fuerza. Solo que sin ese movimiento, desde nuestros hogares, empresas e instituciones, no habrá un país que pueda ser, ni por aproximación, un país pacífico y carbono neutral. El poder de transformar cualquier realidad yace en nuestras manos. Sin él, ninguna política, ningún proyecto país, ninguna meta humanista y civilizatoria podrá tener eficacia.
En setiembre del 2011 comenzó la magia, no una magia fantasiosa cuyos alcances son limitados, sino la magia que suma energías y nos pone en la perspectiva futura una meta alcanzada. Esta proyección al futuro es algo que hacemos como un ejercicio en el yoga y que da resultados si lo creemos posible y luchamos por hacer un propósito realidad. (comentario a la foto de Guillermo Chaves)
El futuro es ya, el ahora es aquí, y vos sos la respuesta.