NOMBRE: Andrés
COMENTARIO: Saludos. Comento que el haber tomado la decisión de realizar el festival en un lugar tan alejado como Santo Domingo, lejos de contribuir a no aumentar la huella de carbono obliga a que mas asistentes se transporten en vehículos particulares...
Por otro lado también se le da gusto a los encargados de cobrar 3550 colones de derecho cuando más bien una de las prioridades debería de ser que asista la mayor cantidad de personas…”
NOMBRE: Francisco.
COMENTARIO: Estimado Andrés. Gracias por compartir tu comentario. Me tomaré el tiempo de responderte y pondremos tu comentario y mi respuesta en nuestra página web, porque me permite contarte una anécdota verdadera que ha cambiado a mucha gente.
Se trata de una experiencia que viví hace muchos años y que me ayudó a soltar ese tipo de razonamiento para siempre.
En 1983 conocí en playa blanca de Cahuita al Viejo David, un negro pequeñito y tartamudo que vivía desde 1953 en lo que parecía ser un basurero. Ese negrito fue uno de mis más sabios y amados maestros hasta su muerte.
Una tarde de verano, después de haberle visto hacer nudos en su "mayita" durante un par de horas según nuestra costumbre, le compartí mi preocupación por los problemas del mundo.
Le conté que según los científicos, por más que quisiéramos encontrar una solución al hambre, la pobreza y los problemas ambientales, los números no daban para garantizar una solución global. Simplemente no había comida para tanta gente ni espacio suficiente adonde sembrar los árboles necesarios para neutralizar el calentamiento global.
El Viejo David se quedó callado sin decir nada y después de un buen rato, me hizo esta pregunta:
"Man (así me decía). Si tres mo mo mo nos estar en una palmera y uno ba ba bajar a coger banano que yo ofrecer, ¿Cuántos mo mo monos quedar en pal palmera?
Siguiendo nuestra costumbre me quedé callado y sin decir palabra me permití disfrutar al máximo la pregunta.
Mientras acababa aquella deliciosa agua de pipa sin ninguna precisa, me di el lujo de observar los distintos ángulos de la pregunta de aquél sabio tartamudo, sabiendo que de alguna manera, si desenredaba el nudo, encontraría la respuesta de mi pregunta inicial.
Una hora después me había dado por vencido. así que contesté:
"David. Si un mono baja a coger tu banano, quedan dos en la palmera".
"No Man!", respondió el negrito, "porque si un mo mo mono bajar, los otros dos mo mo monos seguirlo! Usted parecer sa sa ber mucho de números mas no sa sa saber nada de monos!".
Después de reírnos a carcajadas por tamaño rato caí dormido a la sombra de la palmera y tuve un extraño sueño que cambió para siempre mi ma ma manera de ver las cosas.
Soñé que un mono había sido invitado a hablar sobre los problemas ecológicos del mundo a la asamblea legislativa. Al final de su discurso concluyó así su petición a los honorables:
"Señores representantes del pueblo de los humanos.
En el mundo de los monos
tres menos uno es cero
y cero es tres.
Por favor,
preocúpense un poco menos por los números
y ocúpense un poco más por los monos!".
Gracias Andrés.
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