Desde
los mapas de Yoga para el Alma.
“para
que desaparezcan las contradicciones y crecer sin necesidad de sufrimiento”
Foto de Laura Avila
Trabajar el dolor
Esta
puede ser el encargo más difícil y fuerte que he recibido al Abrir una de las puertas del Alma. Es así
porque cada vez que me toca ahondar en mi pasado para revisar los recuerdos que
me han obstruido, muchos de ellos me remiten a la tristeza y a los quebrantos
que se alojan impunemente en lo recóndito del corazón.
Como
a muchos seres humanos, el rexaminar estos momentos nos refiere a esos giros de
la vida que nos sumergen y confrontan a coyunturas determinantes; las rupturas
inesperadas o la muerte de un ser muy querido, por ejemplo. Estas evocaciones
no son ni menores o mayores que las que viven todas las personas en muchas
etapas de su vida, por lo que a veces he considerado innecesario que uno se
regodee o sobredimensione estas impresiones. Sin embargo, no hoy nada escrito
sobre cómo conllevar cualquiera de estas fases, o cuanto tiempo es el necesario
para sobrepasar el trance.
El
duelo es necesario, hay que saber sobrellevarlo y como meta plantearnos su
superación. A veces al hacernos los valientes creamos una resistencia aparente
y solo nos auto-engañamos al eludir su enfrentamiento. Sustraernos de las
etapas de sanación es nada más que posponer su alivio. Puede ser ineludible que
posteriormente revoten con superior magnitud o, lo peor, que se vuelvan unos
obstáculos tan pesados como los sacos de lastre, que cargamos sin darnos
cuenta, apesadumbrando nuestro devenir.
La
tristeza que uno dilate en el tiempo se puede volver un rasgo crónico y afectar
solapadamente todos los aspectos de la vida, como me pasó a mí. Sin que nos
demos cuenta, empieza a socavarnos internamente inundando la individualidad y
estancando nuestro crecimiento. Algo que nos ensombrece hasta coartar la
creatividad. Una “noche oscura del alma”
nos restringe todo, hasta la posibilidad de ser feliz. Este derecho tal
elemental se ve contenido y casi coaccionado por lutos o pesadumbres no
resueltas. No puedes dejarte ir, ni liberarte lo que te retiene no encuentras
ningún camino despejado.
Por
eso considero muy valioso dentro de mi proceso con yoga para el alma, que surjan
espontáneamente esas emociones tan contundentes, esas fisuras insondables por
donde se han filtrado penas antiguas sin resolver. No es que ahora de pronto
tenga claro el origen de estas improntas, pero si que de alguna manera debo
llevar las preferencias del alma por una senda reparadora. Puedo decir con
cierta seguridad que tengo las herramientas disponibles (o por lo menos las
estoy trabajando) para que con el perdón, la compasión, con unas lágrimas que
emanan con una franqueza abierta puedan cicatrizar sencillamente las heridas
más abismales más las que tenga que sortear en el futuro.
Humildad,
gratitud y compasión creativa son dones y elecciones que nos enaltecen
espiritualmente y en que son vitales si queremos trascender el sufrimiento.
Este susurro al oído para que “trabajara el dolor” lo acepto porque sé que es
sanación y transformación. Sé que remover cualquier penumbra me hará un ser
humano más integro e integral y si reaparecen las sombras y el dolor las
asumiré con el alma para que jamás vuelvan a ser una rutina. Este puede ser el
salto cualitativo que necesitaba para superar el sufrimiento, encontrar la paz, ser inmensamente amado y sentirme totalmente protegido
por Dios, El Gran Misterio, Elohim o cualquiera de los sinónimos conocidos. Así
es.
Herramientas para trabajar el dolor: la
sonrisa.
El
“Abrir las puertas del Alma” es una
parte vital del proceso de transformación física y espiritual. Es a través de
una herramienta poderosa llamada Yoga
para el Alma que se nos guía por umbrales insospechados a lo más profundo
de nuestro ser. Es allí donde, con un método desarrollado por décadas, utilizando
ejercicios psicofísicos, se nos mueve la poderosa energía de nuestro cuerpo y
mente para conectar con la parte espiritual y tocar las fibras más sensibles
del alma.
Muchas
horas de preparación de nuestro cuerpo energético son necesarias para lograr la
vibración óptima en que se siembra la semilla de la intensión de “la puerta” que abriremos. Esperamos que
esta caiga en un campo fértil e inicie su arraigo en nuestras mismas células.
Estas
puertas son verdaderos umbrales para la transformación, si se continúan
profundizando las instrucciones, podemos acceder a verdaderos logros
personales. La apertura de la Puerta de la Integración me ha hecho meditar
mucho sobre remanentes de dolor en el corazón y el cómo sanar esas viejas
heridas. Una herramienta simple pero poderosa que es muchas veces recomendada
es la sonrisa.
Nada
retrata mejor la calidad humana y la sinceridad que una sonrisa salida del
corazón. Una sonrisa sincera ilumina, genera felicidad y fortalece las amistades.
La sonrisa se expande, es como una
poderosa energía que sana, purifica y
rejuvenece nuestros cuerpos.
De
allí que me haya propuesto los siguientes mandatos:
Haré
de la sonrisa el medio para mostrar gratitud a la vida y a esta Tierra generosa
que lo da todo. A la grandeza de Dios y su existencia eterna.
La
sonrisa será una forma elevada y pura de alabanza al Creador y el plan divino
de su gran obra. Serán bendiciones para todas las formas de vida de la Madre
Tierra y más allá; al sistema solar, a la galaxia, al universo, al cosmos, a
toda la Creación.
Disfrutaré
de los sabores de los alimentos, agradeciendo que hoy los puedo degustar y que
es una bendición contar con que me proporcionan la energía que necesito para
emprender la rutina diaria. Sé que son un regalo de Gaia para tener vitalidad,
sobre todo por la bondad de crear alimentos sanos.
Me
animarán mucho más las sonrisas de los niños y su predisposición natural a
reírse mucho, porque con éstas enfrentarán mejor las complejidades del mundo,
les dará confianza y aumentará su autoestima.
Abrasaré
sonriente y respetuosamente el silencio tuyo y el mío, porque es en la amplitud
del Silencio por donde llegamos a retornar a la fuente. Es ese Silencio subyace
el misterio que todo lo sana, lo transforma y lo preserva.
Honraré
en cada persona el lugar dentro de sí, donde yace su luz interior, el amor al
prójimo y la paz nacida de su integridad. Gozaré como propia la sonrisa que
emana de su paz.
Agradeceré
profundamente al Reino Animal de la Tierra, especialmente
a mis mascotas por cuanto con su afectuosa ternura me apoyan y asisten como al resto de la Humanidad en su evolución.
Sonreiré cuando un gato 'ronronee', porque
ahora sé que esta vibración es de profunda alegría y que la frecuencia de esa
vibración es muy sanadora.
Procuraré
para mi perrito un estado de satisfacción, porque eso me hace feliz. Cuando este
salta, mueve su cola y corra haciendo giros sé que está formando vórtices
energéticos que son capaces de limpiar las energías negativas. El entiende mi
estado emocional, es protector, extremadamente leal y me muestra siempre su amor incondicional.
Ofreceré
disculpas por los errores de terceros, que hacen que muchos vivan en inequidad,
con resentimiento y miedo. Sonreír es un punto de partida ya que nos apoyamos
entre nosotros. Puede ser un gesto de consuelo y el punto de partida hacia un futuro reparador.
Gozaré
plenamente de la inventiva humana que se expresa a través de la amplitud de su
creatividad, porque muchas de sus obras alcanzan un nivel que conmueve. El arte
es un regalo divino que se canaliza en formas accesibles y significativas. La
música es la belleza audible de la cultura y me llega fácil a las fibras más
sensibles.
Agradeceré
que haya tolerancia y respeto en mi familia. Honraré a todos sus miembros porque
siento la solidaridad y el apoyo que me han ayudado a formar la expresión propia
de mi espíritu. Sonreiré porque hoy he podido ampliar mi concepto de familia,
porque hay nuevas relaciones vibratorias con todo lo que los rodea en el
planeta y hay muchos hermanos de luz.
Sonreiré
porque recién estoy comprendiendo el porqué de mi propia vulnerabilidad, mis sensibilidades
y dones. Porque me has dado oportunidades de fortalecer las armonías con los
demás. Cada descubrimiento personal me ha permitido trabajar el espíritu para tratar de continuar hacia el
siguiente nivel. Así es.
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