El presidente de El Salvador, Mauricio Funes, el Primer Ministro del Canadá, Stephen Harper, y Kevin Rudd, el primer ministro australiano pidieron ya perdón a los pueblos indígenas. Esperamos que el gobierno de Costa Rica haga lo mismo en un futuro cercano.
Para generar un ambiente propicio para que esto suceda, desde Fundación Gaia y Yoga de la Tierra, estamos haciendo la paz con los pueblos indígenas. Se ofrece una disculpa pública a las tribus primigenias de Costa Rica por los abusos cometidos desde la invasión de sus tierras.
Para generar un ambiente propicio para que esto suceda, desde Fundación Gaia y Yoga de la Tierra, estamos haciendo la paz con los pueblos indígenas. Se ofrece una disculpa pública a las tribus primigenias de Costa Rica por los abusos cometidos desde la invasión de sus tierras.
Desde la sociedad civil estamos recogiendo firmas para la Proclama de la Paz con la Tierra, que serán entregadas a la presidenta Laura Chinchilla el 21 de diciembre del 2012, como apoyo al gobierno en su labor con convertir a nuestro país es un estado Carbono Neutral. Ese será también el día de la unidad de las nueve tribus de Costa Rica: cabécar, bribri, brunca, ngöbe, huetar, maleku, teribe, chorotega y "los otros" (nosotros).
Estamos haciendo una ceremonia de reconciliación con cada una de estos pueblos y los invitamos a la Celebración del Día Uno en la fecha mencionada anteriormente con ocasión del final del calendario maya de la cuenta larga, en homenaje al aporte de la sabiduría ancestral de los pueblos indígenas y tribales a la solución de los problemas ambientales actuales y como aporte y compromiso de la sociedad civil con la meta país de alcanzar el nivel de Nación Carbono Neutral el año 2021.
Yoga de la Tierra pide perdón.
Pedir una disculpa es un acto que hacemos con humildad y respeto para generar un ambiente donde ciudadanos costarricenses de diverso origen, sus pueblos y toda la nación puedan ser sanadas haciendo que florezca la paz. Así el país lograría sembrar una cimiente al dar un primer paso para iniciar una nueva civilización de paz, pues al firmar la paz con los pueblos indígenas, lo hacemos con la Tierra y con nuestra naturaleza esencial.
Reconocemos y admiramos el coraje de todos los pueblos indígenas, que han tenido por siglos que vivir en una sociedad opresora, injusta y excluyente de las diferencias. Honramos a todas las personas de sus pueblos, de sus antepasados y las generaciones por venir. Su presencia es divina por la misión que cada uno de ellos tiene en la Tierra. El perdón, para nosotros lleva implícita la semilla de la compasión, que es una forma de compartir una bendición con la que experimentamos la reconciliación en ambas vías.
Nos sentimos honrados con solo el recibimiento generoso de los Maleku en meses pasados y por los Boruca, próximamente (5,6 y 7 de noviembre del 2011), y su voluntad por ofrecernos el perdón. La reconciliación es una forma de hacer posible una cultura de paz. Por diferentes medios se perfilan cambios. Deben vernos con compasión, porque para nosotros una forma de energía esclarecedora, con la que apoyamos las formas de crecimiento y la comprensión que precisan ocurrir para cambiar internamente y poder perdonar. Esa es una energía que vibra en ambos sentidos y es para ser solidario, compartir nuestro amor y reconfortar.
Maurico Funes pide perdón a los pueblos indígenas por el "exterminio" y la "persecución"
http://informe21.com/salvador/maurico-funes-pide-perdon-los-pueblos-indigenas-exterminio-persecucion
El presidente de El Salvador, Mauricio Funes, pidió hoy perdón a los pueblos indígenas por el "exterminio" y la "persecución" a la que han sido sometidos, a la vez que terminó con una "negación histórica", al reconocer que el país es "multiétnico" y "pluricultural".
"Este Gobierno que presido quiere ser el primer Gobierno que en nombre del Estado salvadoreño, (...) del pueblo salvadoreño, (...) de la familia salvadoreña, haga un acto de contrición y pida perdón a las comunidades indígenas por la persecución, por el exterminio de que fueron víctimas durante tantos y tantos años", dijo Funes.
"Terminamos a partir de este día, oficialmente, con esa negación histórica de la diversidad de nuestros pueblos y reconocemos a El Salvador como una sociedad multiétnica y pluricultural", añadió, al inaugurar el Primer Congreso Nacional Indígena, un evento que el gobernante destacó como algo "sin precedentes".
Funes rememoró pasajes de la historia nacional como el primer alzamiento de los pueblos originarios en el país, que se registró en 1832, a raíz, según dijo, del "modelo de opresión imperante".
Recordó que fue "sofocado por la represión y la fuerza" y que cien años más tarde, en 1932, "la historia se repitió" y el Gobierno de turno "dio la misma respuesta brutal y violenta a las demandas de los pueblos originarios", al aniquilar "brutalmente a más de 32.000 hombres y mujeres".
"Tal fue la persecución, tal fue el genocidio que se llevó a cabo, que aquellos que sobrevivieron a la matanza se vieron obligados (...) a comprar nombres y apellidos, a ocultar su identidad y esparcirse por el territorio salvadoreño para no ser perseguidos", relató.
Indicó que los pueblos nativos debieron cambiar "su forma de vestir, hablar y expresar sus costumbres" para no ser "castigados, perseguidos y asesinados".
El jefe de Estado instaló este Día de la Hispanidad un congreso que buscará "los consensos necesarios con las representaciones de los pueblos indígenas para constituir una Coordinadora Nacional que formule las políticas públicas destinadas a ese segmento de la población", detalló la Presidencia en un comunicado.
Destacó que El Salvador es una "sociedad enriquecida por la diversidad" y es su "deber así reconocerlo".
Dirigente indígenas consultados por Efe celebraron las palabras del mandatario, el primero de izquierda en la historia del país, y demandaron la necesidad de hacer visible su realidad, al señalar que en el país se ha dado un "aniquilamiento estadístico" de estos pueblos.
"Es un gesto importante", destacó Amado de Jesús Ramos, integrante de la organización indígena Compas El Salvador, al considerar importante pasar del perdón a "resarcir todos los daños que se han hecho contra los pueblos originarios en El Salvador".
Señaló que se debe "repensar" un nuevo Estado, que no esté construido "únicamente desde la visión que quedó impuesta desde la construcción de la República hace ya casi 200 años", sino a partir de experiencias como la que lidera Bolivia.
"Ya era tiempo que un Gobierno también pidiera perdón a los pueblos originarios; es un deber y un derecho", declaró, por su parte, el dirigente de la Asociación de Comunidades Indígenas de El Salvador, Fidel Flores, quien, sin embargo, criticó el congreso que se instaló, e indicó que no reúne a organizaciones como la suya.
"Decían que no existíamos y demostramos que aquí estamos y que sí existimos", afirmó Reina Aguilar, de la comunidad Nahuat-pipil, que junto a la cacaopera y los lencas forma parte de la representación de colectividades originarias que asisten al congreso.
Según el Censo de Población de 2007, un 12 por ciento de los 6,1 millones de salvadoreños son de origen indígena.
Canadá
Canadá pide perdón a los Pueblos Indígenas
Juan Miranda Sánchez. Ottawa, Canadá
Por primera vez los representantes del Estado canadiense se pusieron de pie ante los representantes de los pueblos aborígenes canadienses para pedir perdón por los efectos de una funesta política de asimilación cuya práctica “hizo mucho mal y no tiene lugar en nuestro país”, como lo indicó Stephen Harper, Primer Ministro del Canadá.
A inicios del siglo IXX el gobierno canadiense consideró que la mejor manera para integrar a los aborígenes del país era enseñarles el inglés y adoptarlos al cristianismo y las costumbres canadienses, en lo que se conoció como una política de “asimilación agresiva". Se emplearon agentes del gobierno para asegurarse que todos los niños indígenas sean inscritos en las Residencias escolares, bajo administración de religiosos. Funcionaron 130 escuelas desde los inicios de esta política hasta el cierre de la última de ellas en el año de 1996.
Un total de 150,000 niños de las Primeras Naciones, Inuits y Metis, los 3 grupos aborígenes que reconoce la ley canadiense, fueron sacados de sus hogares y comunidades y forzados a asistir a las residencias.
Los niños fueron disuadidos de hablar su lengua materna o practicar las tradiciones de sus culturas para que pudieran asimilarse exitosamente a la sociedad canadiense. La imprudencia de romper esta norma era severamente castigada, existía también una segregación de género, de tal manera que cuando se trataba de hermano y hermana, éstos eran separados durante toda su formación.
Durante 10 meses al año las niñas y niños indígenas debían permanecer en las residencias, alejados de sus padres y familiares a quienes únicamente podían enviar cartas en inglés. La mayoría de esos destinatarios no hablaban la lengua, o en todo caso no sabían escribir ni leer.
Los efectos de generaciones y generaciones de indígenas forzados desde niños a renunciar a su identidad, en un objetivo de política estatal conocido como “matar al indio desde la niñez” pueden verse hoy en día en los graves problemas sociales que atraviesan las naciones indígenas como el incremento de la pobreza, alcoholismo, drogadicción, desempleo, violencia familiar, y hasta trastorno en su dieta alimenticia que posibilita altos índices de obesidad.
En las residencias, administradas por los religiosos, los niños no sólo fueron obligados a renunciar a quiénes eran y de dónde venían, sino que además encontraron maltrato físico y psíquico, varios de ellos fueron víctimas de abuso sexual, y otros murieron sin que sus padres conocieran la causa, o tuvieran siquiera idea de dónde había sido enterrado su cuerpo.
Para conocer en precisión los hechos el gobierno canadiense ha formado la Comisión de la Verdad y Reconciliación, establecida formalmente el 1 de junio del 2008, que tiene un mandato de 5 años de trabajo y cuenta con un presupuesto de 60 millones de dólares. El pedido de perdón a los pueblos aborígenes se enmarca en el camino de esta Comisión de la Verdad y Reconciliación.
Australia pide perdón a los aborígenes por el maltrato del pasado
Kevin Rudd, el primer ministro australiano, pidió hoy, por vez primera en la historia del país, perdón a los aborígenes por el dolor y el daño causados en el pasado a la población indígena. EFE Rudd ofreció sus disculpas "sin reservas" en nombre del Gobierno y el Parlamento de Australia.
Su discurso fue recibido, dentro y fuera del Legislativo, con gritos de alegría y muchas lágrimas por millones de australianos, aborígenes y no aborígenes, que contemplaban su alocución, retransmitida en directo por televisión, desde pantallas colocadas en parques, jardines, museos, ayuntamientos, escuelas y oficinas.
"Hoy honramos a los pueblos indígenas de estas tierras, la cultura existente, más vieja de la historia de la humanidad", dijo el primer ministro.
"Reflexionamos, en particular, sobre el maltrato a los que fueron de las generaciones robadas, este capítulo manchado de la historia de nuestra nación", añadió.
La llamada "generación robada" se refiere a los niños y jóvenes aborígenes que entre 1910 y 1970 fueron separados por la fuerza de sus familias y dados en adopción o colocados en instituciones religiosas.
A la conclusión del discurso, el jefe del Ejecutivo aplaudió y saludó a representantes de la "generación robada" invitados al Parlamento para recibir el perdón, y sus saludos fueron celebrados de nuevo con gritos y aplausos por el público.
El líder de la oposición conservadora, Brendan Nelson, también se dirigió a los diputados, pero sus palabras fueron contestadas con silbidos procedentes de algunos escaños y de parte de los ciudadanos congregados delante de las pantallas gigantes.
Nelson y su Coalición Liberal respaldaron la iniciativa de Rudd a favor de las disculpas a la comunidad indígena, pero ello supone un cambio de actitud por parte del partido que gobernó Australia durante once años, bajo el liderazgo de John Howard, quien siempre se negó a pedir perdón a los aborígenes.
El líder opositor pidió hoy que no se juzguen los hechos del pasado con los valores del presente y consideró correcto que no se ofrezca una indemnización económica a las víctimas de la "generación robada", porque el dinero no podría compensar el dolor sufrido por los que fueron apartados de sus familias.
Kevin Rudd emplazó en su discurso a los conservadores que se unan a su Gobierno para luchar contra los problemas que aún sufren los indígenas, como el bajo nivel de escolarización de los niños, las malas condiciones sanitarias, el alcoholismo, el difícil acceso al sector laboral y la falta de viviendas dignas.
esta genial gracias
ResponderEliminarGracias por estas informaciones tan enriquecedoras.
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