martes, 20 de noviembre de 2012

Firmar la Paz con la Tierra es hacerlo con nuestra propia conciencia.



El firmar la Paz con la Tierra siempre lo hemos asociado a encontrar la paz interior. Este es un postulado que enunciamos en el yoga como una “fuerza vital”: en que nos alineamos al “propósito de la vida en la Tierra”. Esta premisa nos diferencia de miles de otras iniciativas que luchan por el planeta pero sin hacer un verdadero ejercicio introspectivo.  

Para muchos de nosotros “firmar la paz con mi naturaleza esencial” es factible sí, haciendo un profundo autoanálisis, “recordamos” lo que somos e indagamos sobre la misión que podemos y/o debemos cumplir en el gran proyecto planetario. Hacer sostenible la vida en la Tierra es totalmente compatible con nuestro crecimiento espiritual y superación personal. 

Este es un proceso que hemos experimentado los que encontramos en el Yoga para el Alma la oportunidad de  buscar, reconocer  y contrarrestar las fuerzas dominantes en nuestro cuerpo mental (o mente). Muchos son patrones de pensamiento adversos que se transforman en ondas vibratorias negativas que nos inducen al miedo, el enojo, la tristeza y desesperación. Al alimentar las obsesiones y tensiones nos estancamos. Estos sentimientos son inspirados por el ego humano y van creando pensamientos tóxicos que pueden gradualmente contaminar el cuerpo, llegando muchas veces a enfermarlo. 

Estamos en un contexto en que cada vez se hace más difícil que alguien imagine un futuro brillante y promisorio. Somos incapaces de encontrar la alegría y serenidad en nuestra vida. Parecen sobreponerse las intenciones y acciones motivadas por egos siempre insatisfechos y ambiciosos de poder.
Con un trabajo conciente logramos sintonizarnos hacia las frecuencias vibratorias requeridas para contrarrestar estas formas discordantes de pensamiento, y de baja frecuencia. 

En el Yoga para el Alma se dispone de un método para despertar las facultades y las elecciones del alma animando los dones, las fuerzas, las cualidades y las afirmaciones del alma. (Ver 1) Con estas guías vamos  refinando y elevando los patrones de frecuencia utilizando el discernimiento para aprender a reconocer lo cierto. Volvemos a ver hacia nuestro interior.  Esto nos permite ganar un sentido elevado de auto-conciencia, y nos lleva a ver el panorama completo. La importancia de este hecho es que iniciamos con un despertar en que podemos alcanzar un nuevo nivel de consciencia espiritual y con mucha profundización descubrimos que somos Conciencia Pura.

Somos constructores en el plano material de nuestra propia existencia. Podemos hacer resonar nuestro cuerpo y mente en las frecuencias de la armonía, transmitiéndoles un sentimiento de equilibro y bienestar. Es un ejercicio sano neutralizar y armonizar muchos de los rasgos negativos de la personalidad. Todos los patrones de frecuencias negativos tenderán a desaparecer cuando paremos de alimentarlos con desequilibrios, restricciones y energías descendentes que solo llevan a la oscuridad. Esta confrontación es una gran oportunidad para re-evaluarnos, revisarnos y actualizarnos con una sana autocritica.

Podemos potenciar nuestras virtudes, cualidades, talentos y habilidades si participamos de este proyecto cuya meta final es invaluable: hacer sostenible la vida en la Tierra, participando en el proceso de construir desde los cimientos de cada alma “una Nueva Era de Paz con la Tierra”. Apelemos a nuestro potencial de auto maestría y poder co-creativo emergente. La energía de la colaboración podría permitir el trascender lo conocido. Ya Krishnamurti, había propuesto que: “…hay una sola conciencia de la humanidad… Es toda una única conciencia”… “la conciencia de la humanidad es una totalidad inseparable.”… También dice que “la conciencia del mundo es mi conciencia”. Estas afirmaciones preceden a nuestra idea de que en realidad SOMOS UNO con la Conciencia Planetaria. Somos responsables de todo lo que le suceda a nuestra Madre Tierra, su sanación es la sanación de nuestro propio corazón. El proyecto social humano no puede seguir desintegrado de esta CONCIENCIA PLANETARIA, maravillosamente diversa y generosa. En realidad SOMOS UNO, en Divinidad y Gratitud.




La energía del SÍ

Sí es posible y lo estamos logrando. Por eso es tan estimulante todo este proceso del Día Uno. Siempre se ha trabajado para que energéticamente se sume hacia lo positivo. Se trata de trabajar por una idea, un ideal, un sueño, o una visión anexando voluntades, reuniendo espíritus optimistas, labrando sendas de esperanzas por un mundo en que no todo está perdido. 

Vibramos en modo positivo atrayendo personas, cosas o situaciones que nos transmiten armonía y alegría porque para nosotros es posible un viraje de timón. Esta es la mecha que enciende el motor que guía a unos pocos aventurados, (al inicio) cuyo atrevimiento y visión de futuro puede ser el germen que contribuya a la humanidad a dar un salto cualitativo. 

La vibración de muchos hará que por sinergia mucha gente e instituciones se integren a una causa que puede dar como resultado algo más grande y extraordinario que la simple suma de muchos esfuerzos bien intencionados pero muy atomizados. Ya los logros impresionan, las nueve tribus costarricenses sentadas trabajando en un proyecto común, la Alianza Carbono Neutral, y muchos líderes espirituales de todo el mundo haciendo una oración común.  

Encenderemos el fuego que procura la unión de muchas tribus humanas y creemos que se puede lograr un mundo mejor cambiando nuestra actitud. Podemos lograr una Era de Unidad y de Paz con la Madre Tierra si cada uno de nosotros está en paz consigo mismo y con su naturaleza esencial.

Un “sí”, se activa una liberación de dopamina, la hormona de la recompensa y el bienestar.

El 19 de noviembre del 2012 salió en La Nación de Costa Rica, un artículo muy interesante que titularon “Las palabras pueden cambiar su cerebro” donde se informa que varios científicos han explorado cuál es el poder de las palabras y su impacto en el cerebro. Se trata del estudio de los psiquiatras y profesores de las universidades de California y Thomas Jefferson, Mark Waldman y Andrew Newberg. Ellos publicaron su investigación sobre el tema en un libro titulado Las palabras pueden cambiar tu cerebro. En él reflexionan sobre las cargas de las palabras negativas y positivas y explican, por ejemplo, que cuando se escucha la palabra “no” al comienzo de un diálogo, el cerebro empieza a liberar cortisol, la hormona del estrés y la que nos pone en alerta. Por el contrario, cuando escuchamos un “sí”, se activa una liberación de dopamina, la hormona de la recompensa y el bienestar.

Continúa el artículo citando a Leonardo Palacios, neurólogo de la Universidad del Rosario, quién asegura que toda expresión hablada, sea positiva o negativa, produce una descarga emocional desde el cerebro.

Una palabra negativa o insultante activa la amígdala, estructura del cerebro vinculada a las alertas, y genera una sensación de malestar, ansiedad o ira. Y es ahí cuando la persona tiene dos posibilidades: responder de una manera similar (incluso con una agresión física) o actuar con indiferencia, acudiendo a la razón.

Las palabras positivas o estimulantes son asimiladas por el hemisferio derecho del cerebro, que es el de las emociones. Por lo tanto, van a generar placer, sorpresa y alegría. Sin embargo, aclara Palacios, todo depende del tono, el volumen y el contexto. “Hasta la ofensa más horrible puede ser asimilada si se dice en tono suave y amable”.

Comunicarse mejor. Ariel Alarcón Prada, psicoanalista y líder de un programa para la reducción del estrés, afirma que, antes que analizar las palabras, hay que revisar los procesos mentales y emocionales que las producen pues aquellas son una consecuencia final. La persona siente una emoción, la procesa internamente y luego escoge una palabra para denominar una emoción, y la comunica. Y ese proceso, es inconsciente.

Lo realmente importante es analizar el estado emocional de las personas y el porqué de la amargura o agresividad que las lleva a usar malas palabras. Es decir, tienen que buscar una reparación emocional para que puedan comunicarse mejor.

Hasta aquí la transcripción (Ver artículo completo en http://www.nacion.com/2012-11-19/AldeaGlobal/las-palabras-pueden-cambiar-su-cerebro-.aspx)

Sí, lo estamos logrando....

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