En días pasados Justo Orozco se atrevió a decir
en forma despectiva que reconocía a los homosexuales cuando “sueltan el
plumero”. Con esto quiso decir que reconoce a un hombre como homosexual cuando
es “afeminado” y a una mujer como lesbiana cuando es “marimacha”. El Diputado
también retó a cualquiera batirse con sus ideas.
A raíz de sus declaraciones se abrió en internet
una recolección de firmas para solicitar que lo quiten de su puesto en la
Asamblea Legislativa, la cual está creciendo mucho más rápido de lo imaginado.
Sus mismos compañeros diputados de todas las fracciones legislativas le
pidieron renunciar a la Presidencia de la Comisión legislativa de Derechos
Humanos. Aquí me presento para aceptar su reto, llevando la polémica al campo
científico.
Justo Orozco se equivoca y comete una gran
injusticia cuando asegura reconocer a quienes gustan de su propio género por
sus plumas puesto que, según está científicamente demostrado, el comportamiento
corporal es independiente del “género de atracción sexual”.
Como expliqué en otro artículo reciente, el
Principio de la Multiplicidad establece que no somos hombres o mujeres en
general, sino que nuestro género está determinado por múltiples factores. Por
su lado, el Principio de la independencia establece que el género de cada
factor es independiente del género de los restantes. Siendo así, existen muchas
posibilidades de combinación que no se ajustan al criterio del diputado. Veamos
solamente dos casos.
Tengo una cliente genéticamente femenina (XX),
con vagina y a quien le gustan los hombres. Sin embargo, tiene actitudes,
aptitudes y otros rangos de comportamiento corporal y social característico de
los hombres. De acuerdo al criterio del diputado Orozco esa persona es una
“lesbiana marimacha”, no siendo cierto. Llevado a lo más simple, esto significa
que los hombres “afeminados” y las mujeres “marimachas” no son necesariamente
atraídos por las personas de su mismo género. Por otro lado, una gran parte de
las personas atraídas por personas de su mismo género tienen un género
caracterial (el cual incluye el comportamiento corporal) que se ajusta a su
género social reconocido. Esto todo el mundo o sabe… menos el diputado Justo
Orozco. Pero veamos otro caso más complicado.
Tengo un cliente considerado socialmente un
“hombre afeminado” con genitales masculinos, pero que es genéticamente mujer.
Esta persona se considera a sí misma una mujer y no se considera “homosexual”,
a pesar de que le atraen sexualmente los hombres. El diputado asumiría que esta
persona es “homosexual” por su comportamiento “afeminado”, sin embargo, esta
mujer está en proceso de cambiar sus genitales y su sexo legal por el femenino.
Por suerte no cayó en manos del Dr. Jokin, pues de acuerdo a sus extraños
criterios, habría terminado siendo “homosexual” después del tratamiento y la
operación. Me imagino que el diputado
Orozco se burlará de estos casos y dirá despectivamente que estas personas son
abominaciones de la naturaleza y probablemente hasta considere que no tienen
los mismos derechos que el resto de los “normales”.
En pocas palabras, el diputado Justo Orozco es
injusto cuando juzga y concluye por las apariencias. La verdad es que las
plumas no determinan el gusto, de la misma forma que el nombre no hace a la
persona.
Más información sobre este tema en mi libro Las
100 Preguntas y el arcoíris del género.
Javier Francisco Ortiz yogaparaelalma@gmail.com
Más información 22240883
Citas 22245806
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