miércoles, 26 de septiembre de 2012

Mi apertura de la Puerta de la Integración.


Desde los mapas de Yoga para el Alma.


“para que desaparezcan las contradicciones y crecer sin necesidad de sufrimiento”

Foto de Laura Avila

Trabajar el dolor

Esta puede ser el encargo más difícil y fuerte que he recibido al  Abrir una de las puertas del Alma. Es así porque cada vez que me toca ahondar en mi pasado para revisar los recuerdos que me han obstruido, muchos de ellos me remiten a la tristeza y a los quebrantos que se alojan impunemente en lo recóndito del corazón.

Como a muchos seres humanos, el rexaminar estos momentos nos refiere a esos giros de la vida que nos sumergen y confrontan a coyunturas determinantes; las rupturas inesperadas o la muerte de un ser muy querido, por ejemplo. Estas evocaciones no son ni menores o mayores que las que viven todas las personas en muchas etapas de su vida, por lo que a veces he considerado innecesario que uno se regodee o sobredimensione estas impresiones. Sin embargo, no hoy nada escrito sobre cómo conllevar cualquiera de estas fases, o cuanto tiempo es el necesario para sobrepasar el trance.

El duelo es necesario, hay que saber sobrellevarlo y como meta plantearnos su superación. A veces al hacernos los valientes creamos una resistencia aparente y solo nos auto-engañamos al eludir su enfrentamiento. Sustraernos de las etapas de sanación es nada más que posponer su alivio. Puede ser ineludible que posteriormente revoten con superior magnitud o, lo peor, que se vuelvan unos obstáculos tan pesados como los sacos de lastre, que cargamos sin darnos cuenta, apesadumbrando nuestro devenir.

La tristeza que uno dilate en el tiempo se puede volver un rasgo crónico y afectar solapadamente todos los aspectos de la vida, como me pasó a mí. Sin que nos demos cuenta, empieza a socavarnos internamente inundando la individualidad y estancando nuestro crecimiento. Algo que nos ensombrece hasta coartar la creatividad. Una “noche oscura del alma” nos restringe todo, hasta la posibilidad de ser feliz. Este derecho tal elemental se ve contenido y casi coaccionado por lutos o pesadumbres no resueltas. No puedes dejarte ir, ni liberarte lo que te retiene no encuentras ningún camino despejado.

Por eso considero muy valioso dentro de mi proceso con yoga para el alma, que surjan espontáneamente esas emociones tan contundentes, esas fisuras insondables por donde se han filtrado penas antiguas sin resolver. No es que ahora de pronto tenga claro el origen de estas improntas, pero si que de alguna manera debo llevar las preferencias del alma por una senda reparadora. Puedo decir con cierta seguridad que tengo las herramientas disponibles (o por lo menos las estoy trabajando) para que con el perdón, la compasión, con unas lágrimas que emanan con una franqueza abierta puedan cicatrizar sencillamente las heridas más abismales más las que tenga que sortear en el futuro.

Humildad, gratitud y compasión creativa son dones y elecciones que nos enaltecen espiritualmente y en que son vitales si queremos trascender el sufrimiento. Este susurro al oído para que “trabajara el dolor” lo acepto porque sé que es sanación y transformación. Sé que remover cualquier penumbra me hará un ser humano más integro e integral y si reaparecen las sombras y el dolor las asumiré con el alma para que jamás vuelvan a ser una rutina. Este puede ser el salto cualitativo que necesitaba para superar el sufrimiento, encontrar la paz, ser inmensamente amado y sentirme totalmente protegido por Dios, El Gran Misterio, Elohim o cualquiera de los sinónimos conocidos. Así es.

Herramientas para trabajar el dolor: la sonrisa.

El “Abrir las puertas del Alma” es una parte vital del proceso de transformación física y espiritual. Es a través de una herramienta poderosa llamada Yoga para el Alma que se nos guía por umbrales insospechados a lo más profundo de nuestro ser. Es allí donde, con un método desarrollado por décadas, utilizando ejercicios psicofísicos, se nos mueve la poderosa energía de nuestro cuerpo y mente para conectar con la parte espiritual y tocar las fibras más sensibles del alma.

Muchas horas de preparación de nuestro cuerpo energético son necesarias para lograr la vibración óptima en que se siembra la semilla de la intensión de “la puerta” que abriremos. Esperamos que esta caiga en un campo fértil e inicie su arraigo en nuestras mismas células.

Estas puertas son verdaderos umbrales para la transformación, si se continúan profundizando las instrucciones, podemos acceder a verdaderos logros personales. La apertura de la Puerta de la Integración me ha hecho meditar mucho sobre remanentes de dolor en el corazón y el cómo sanar esas viejas heridas. Una herramienta simple pero poderosa que es muchas veces recomendada es la sonrisa.

Nada retrata mejor la calidad humana y la sinceridad que una sonrisa salida del corazón. Una sonrisa sincera ilumina, genera felicidad y fortalece las amistades. La sonrisa se expande, es como una poderosa energía que sana, purifica y rejuvenece nuestros cuerpos.

De allí que me haya propuesto los siguientes mandatos:

Haré de la sonrisa el medio para mostrar gratitud a la vida y a esta Tierra generosa que lo da todo. A la grandeza de Dios y su existencia eterna.

La sonrisa será una forma elevada y pura de alabanza al Creador y el plan divino de su gran obra. Serán bendiciones para todas las formas de vida de la Madre Tierra y más allá; al sistema solar, a la galaxia, al universo, al cosmos, a toda la Creación.

Disfrutaré de los sabores de los alimentos, agradeciendo que hoy los puedo degustar y que es una bendición contar con que me proporcionan la energía que necesito para emprender la rutina diaria. Sé que son un regalo de Gaia para tener vitalidad, sobre todo por la bondad de crear alimentos sanos.

Me animarán mucho más las sonrisas de los niños y su predisposición natural a reírse mucho, porque con éstas enfrentarán mejor las complejidades del mundo, les dará confianza y aumentará su autoestima.

Abrasaré sonriente y respetuosamente el silencio tuyo y el mío, porque es en la amplitud del Silencio por donde llegamos a retornar a la fuente. Es ese Silencio subyace el misterio que todo lo sana, lo transforma y lo preserva.

Honraré en cada persona el lugar dentro de sí, donde yace su luz interior, el amor al prójimo y la paz nacida de su integridad. Gozaré como propia la sonrisa que emana de su paz.

Agradeceré profundamente al Reino Animal  de la Tierra, especialmente a mis mascotas por cuanto con su afectuosa ternura me apoyan y asisten como al resto de la Humanidad en su evolución. Sonreiré cuando un gato 'ronronee', porque ahora sé que esta vibración es de profunda alegría y que la frecuencia de esa vibración es muy sanadora.

Procuraré para mi perrito un estado de satisfacción, porque eso me hace feliz. Cuando este salta, mueve su cola y corra haciendo giros sé que está formando vórtices energéticos que son capaces de limpiar las energías negativas. El entiende mi estado emocional, es protector, extremadamente leal y me  muestra siempre su amor incondicional.

Ofreceré disculpas por los errores de terceros, que hacen que muchos vivan en inequidad, con resentimiento y miedo. Sonreír es un punto de partida ya que nos apoyamos entre nosotros. Puede ser un gesto de consuelo y el punto de partida hacia un futuro reparador.

Gozaré plenamente de la inventiva humana que se expresa a través de la amplitud de su creatividad, porque muchas de sus obras alcanzan un nivel que conmueve. El arte es un regalo divino que se canaliza en formas accesibles y significativas. La música es la belleza audible de la cultura y me llega fácil a las fibras más sensibles.

Agradeceré que haya tolerancia y respeto en mi familia. Honraré a todos sus miembros porque siento la solidaridad y el apoyo que me han ayudado a formar la expresión propia de mi espíritu. Sonreiré porque hoy he podido ampliar mi concepto de familia, porque hay nuevas relaciones vibratorias con todo lo que los rodea en el planeta y hay muchos hermanos de luz.

Sonreiré porque recién estoy comprendiendo el porqué de mi propia vulnerabilidad, mis sensibilidades y dones. Porque me has dado oportunidades de fortalecer las armonías con los demás. Cada descubrimiento personal me ha permitido trabajar el espíritu para tratar de continuar hacia el siguiente nivel. Así es.

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